Por: Ph.D. Alexis Medrano

Una parte de la sociedad actual considera que la ciencia/tecnología es capaz de resolver una gran parte, o todos los problemas de la humanidad… Éste fue el tema de reflexión del café filosófico del 20 de noviembre de 2019.

Podemos pensar en algunos de los males o problemas de la humanidad que vemos ahora: el hambre, la enfermedad, el desempleo, la contaminación, el cambio climático… ¿puede la ciencia resolverlos?

Antes de reflexionar sobre si la ciencia los puede resolver o no, hay que decir qué es la ciencia. Según el diccionario de la RAE, la ciencia se define como: “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.” Aquí estamos hablando principalmente de las ciencias “positivas”: física, química, biología, etc.

La ciencia moderna se caracteriza por el método científico. Es importante entender el método, para entonces poder entender sus cualidades y limitaciones, de tal manera que luego podamos analizar el tipo de problemas que puede resolver. El método científico clásico se compone de: 

  1. Observación
  2. Hipótesis
  3. Experimentación
  4. Teoría
  5. Ley

Entonces, por el método mismo, vemos que se aplica solamente a realidades observables (por los sentidos o por instrumentos) y a realidades sobre las que se puede realizar un experimento científico. 

Un experimento científico:

Entonces, vemos que la ciencia es un tipo de conocimiento que sólo se aplica aquello que le compete: realidades objetivas, observables, medibles, etc. Eso es lo que la limita. 

Hay otros tipos de conocimientos para aquellas cuestiones que quedan fuera del método científico. Lo vemos en nuestra propia experiencia, por ejemplo: yo puedo conocer bien a un amigo, y saber con certeza que es mi amigo, sin haber hecho un “experimento científico” al respecto. Entre estos tipos de conocimiento, que están fuera del método científico, se encuentran la Filosofía, Psicología, Teología, Arte, la ética, etc, las cuales alcanzan conocimientos y principios que siguen siendo válidos y aún más, verdaderos para el hombre.

Regresando a la pregunta inicial de si la ciencia puede resolver los problemas de la humanidad, vemos que hay problemas en los que sí es capaz de aportar mucho para su solución, como el hambre en países en situación de pobreza. Sin embargo, hay otros problemas como la crisis familiar, la falta de sentido de vida, o la crisis del sentido de “la verdad” (“fake news”, relativismo), los cuales pertenecen a otras áreas del conocimiento.

El Papa Francisco nos dice: “no se puede sostener que las ciencias empíricas explican completamente la vida, el entramado de todas las criaturas y el conjunto de la realidad. Eso sería sobrepasar indebidamente sus confines metodológicos limitados. Si se reflexiona con ese marco cerrado, desaparecen la sensibilidad estética, la poesía, y aun la capacidad de la razón para percibir el sentido y la finalidad de las cosas” (Papa Francisco, Laudato Si #199).

La ciencia/tecnología es una herramienta, que puede ser utilizada con distintos fines y de distintas maneras. Por un lado, vemos que la aplicación de la ciencia/tecnología ha tenido grandes efectos positivos para las personas. Ha permitido a muchas personas mejorar su calidad de vida gracias a los avances médicos (diagnósticos precisos, medicinas, prótesis, implantes, etc.). También se han logrado mejorar las cosechas de distintos granos, frutas, etc. Podemos transportarnos a cualquier parte del mundo con gran velocidad y seguridad. Podemos comunicarnos con gran rapidez y enterarnos de lo que sucede en otras partes del mundo. Entre muchos otros beneficios.

Por otro lado, hay cuestiones en las que puede ayudar mucho y no lo ha hecho; ya que esta herramienta ha sido usada de manera inadecuada: “el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia” (Papa Francisco, Laudato Si #105).

Parece que el principal problema es que se utiliza con una finalidad equivocada. En vez de poner la ciencia/tecnología al servicio del ser humano, se utiliza principalmente con la finalidad de incrementar la riqueza. Veamos algunos ejemplos:

Hambre

Los avances de la ciencia/tecnología han permitido incrementar las cosechas significativamente. En los últimos años ha habido un excedente de granos (trigo, maíz, soya) a nivel mundial, pero no se ha resuelto el problema del hambre. Es alarmante que tantas personas en el mundo mueran de hambre. La ciencia/tecnología podría reducir o eliminar el hambre en el mundo, pero no lo está haciendo, porque la finalidad es la riqueza.

Veamos estos fragmentos de un artículo de The Wall Street Journal (2017): 

Los agricultores han pasado los últimos años reduciendo su gasto para lidiar con un excedente global de cosechas. Ahora toca el turno a los comerciantes de materias básicas… están recortando cientos de millones de dólares en gasto anual y reestructurando operaciones para sortear un mundo en el que hay abundancia de maíz, soya y trigo… Cinco años consecutivos de cosechas abundantes en mercados de todo el mundo han mantenido los precios de los granos bajos y trastocado la dinámica tradicional en el sector agrícola…

Schroder indicó que el problema de la sobreoferta podría disminuir si los agricultores estadounidenses responden a los precios de granos persistentemente bajos sembrando menos hectáreas, y produciendo menos granos.” (Jacob Bunge y Jesse Newman, “Presiona excedente de granos a las empresas procesadoras”, The Wall Street Journal; Publicado en ELNORTE, 03 de noviembre de 2017).

Mientras personas mueren de hambre distintos países del mundo, una solución propuesta en este artículo para la sobreoferta de granos es: sembrar menos hectáreas y producir menos granos para aumentar el precio.

Desempleo

En gran cantidad de situaciones, la ciencia/tecnología ha ayudado mucho a mejorar las condiciones de trabajo. Levantamiento de objetos pesados, trabajos peligrosos o en condiciones insalubres son hechos ahora por robots y máquinas automáticas, evitando así que las personas tengan que exponerse a dichas condiciones. Así mismo, las computadoras permiten realizar muchas labores de manera rápida y eficiente.  Por otra parte, también vemos que, en muchos casos, está aumentando el estrés de las personas en el trabajo. Así mismo, hay un alto desempleo.

El Papa Francisco nos dice: “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación. No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal. En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo. Pero la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir costos de producción en razón de la disminución de los puestos de trabajo, que se reemplazan por máquinas. Es un modo más como la acción del ser humano puede volverse en contra de él mismo. La disminución de los puestos de trabajo «tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del “capital social”, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad, y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil». En definitiva, «los costes humanos son siempre también costes económicos y las disfunciones económicas comportan igualmente costes humanos». Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”. (Papa Francisco, Laudato Si # 128).

Familia

Otro ámbito importante es el del matrimonio y la familia, en el que el uso de la tecnología con una finalidad inadecuada ha traído afectaciones graves.

En el siglo XX se desarrolló la tecnología para producir anticonceptivos, y se popularizó su utilización. Pablo VI, en la encíclica Humanae Vitae (en el año 1968) advirtió que el uso de anticonceptivos traería consecuencias graves en la familia y la sociedad, ya que en el acto conyugal hay una inseparable conexión “entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador”; y que, si bien, debido a los ritmos naturales, no nace una nueva vida de cada acto conyugal, “cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida” (Humanae Vitae # 11 y 12).

Pablo VI advirtió de las consecuencias (Humanae Vitae # 17):

Todas esas consecuencias las vemos realizadas actualmente, afectando también a la vida social, por ejemplo, la baja natalidad en Europa y los graves problemas que ello conlleva.  

Una finalidad verdadera para la ciencia/tecnología

El Papa Francisco nos dice: Una ciencia que pretenda ofrecer soluciones a los grandes asuntos, necesariamente debería sumar todo lo que ha generado el conocimiento en las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social. Pero este es un hábito difícil de desarrollar hoy… En la realidad concreta que nos interpela, aparecen diversos síntomas que muestran el error, como la degradación del ambiente, la angustia, la pérdida del sentido de la vida y de la convivencia” (Papa Francisco, Laudato Si #110).

Podemos decir que una finalidad verdadera para la ciencia/tecnología sería ponerla al servicio del ser humano; es decir, que sea utilizada en vista del bien objetivo del ser humano. Entonces, debemos preguntarnos: “¿cuál es el bien objetivo para el ser humano?” Por eso se necesita una reflexión filosófica que guíe a la ciencia hacia una finalidad verdadera. A nivel social podemos pensar en la búsqueda del bien común, y a nivel personal podemos pensar en aquello que nos lleve a un crecimiento personal orientado a alcanzar la verdadera felicidad.

Gaudium et Spes nos dice que el bien común es “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”, y afirma que “Todo grupo social debe tener en cuenta las necesidades y las legítimas aspiraciones de los demás grupos; más aún, debe tener muy en cuenta el bien común de toda la familia humana… Es, pues, necesario que se facilite al hombre todo lo que éste necesita para vivir una vida verdaderamente humana, como son el alimento, el vestido, la vivienda, el derecho a la libre elección de estado ya fundar una familia, a la educación, al trabajo, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información, a obrar de acuerdo con la norma recta de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad también en materia religiosa” (Gaudium et Spes #26). Podemos afirmar que esto es válido también para orientar el desarrollo y la utilización de la ciencia/tecnología.

No debemos limitarnos a reflexionar sobre cómo se usa la tecnología a nivel mundial, sino que es un tema que toca mi vida personal:

¿cómo uso yo la tecnología? … automóvil, otros medios de transporte, medios de comunicación (internet, computadora, teléfono celular, redes sociales), aparatos electrónicos o de entretenimiento, máquinas en el trabajo…

¿cuál es mi finalidad al utilizarla?

¿la utilizo en función de mi verdadero bien, buscando crecer en las distintas dimensiones de mi persona?

¿me ayuda a estar sano, ejercer mi libertad con responsabilidad y prudencia, llevar una buena vida familiar, tener amistades sólidas, trabajar de manera humana, crecer en mi vida espiritual, etc.?

¿estoy respetando al medio ambiente al usar la tecnología?

Es posible volver a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral… no renunciemos a preguntarnos por los fines y por el sentido de todo. (Papa Francisco, Laudato Si #112 y 113).

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