Te presentamos una reflexión sobre la recitación del Prólogo de San Juan al término de cada misa dominical. Esperamos que estas líneas te puedan ayudar a vivir mejor este momento y a hacerlo cada vez más personal.

Fuiste a misa el domingo pasado a tu parroquia pero te llevaste una sorpresa: Antes de la bendición final, el padre dijo a la asamblea que se recitará el Prólogo del Evangelio de Juan. Y ahora te preguntas: “¿qué es eso? ¿es una nueva cuarta lectura de la Misa? y si es así, ¿por qué no se leyó durante la Liturgia de la Palabra?”

Es muy sencillo, vives en Monterrey (o en la zona metropolitana) y estás obedeciendo a tu Arzobispo. Sí, desde este 2017, Monseñor Rogelio Cabrera López decretó que en las misas de todos los domingos se hiciera la lectura del Prólogo del Evangelio según San Juan. Dice así su comunicado:

“Con mi autoridad ordinaria decreto que, en todas las misas dominicales del año 2017 a partir del 01 de enero, después de la oración de Post-comunión, se lea el Prólogo del Evangelio según San Juan en su versión Litúrgica.” (Decreto 15 diciembre 2016)

En realidad tenemos que referirnos a esta IV Carta Pastoral; haciendo una lectura de ella, veremos cuál es la intención de nuestro pastor al hacer esta recitación del Prólogo. Efectivamente, esta idea de nuestro Arzobispo, no surge de la nada sino de todo el Plan de Pastoral para la Iglesia diocesana de Monterrey para los siguientes años. En esta IV Carta en su capítulo 4º, nuestro pastor nos propone inspirar nuestras acciones pastorales y misioneras en el Evangelio de Juan. ¿Por qué? Dejemos a Monseñor Cabrera explicarnos:

“Deseo muy especialmente que el cuarto Evangelio sea leído durante estos tres años y que cada creyente y comunidad descubra en su lectura nuevas luces que inspiren su acción y programación pastoral”. (IV Carta Pastoral – MONSEÑOR ROGELIO CABRERA LÓPEZ)

El Evangelio de Juan es entonces la luz para el caminar de la Iglesia de Monterrey. Nuestro Arzobispo te pide que todo lo que realices (retiros, encuentros, pláticas, obras de misericordia, etc.) tenga un tinte joánico. Puedes tomar un tiempo en leer esta magnífica IV Carta, allí encontrarás pistas para  tus actividades apostólicas y misioneras.

¿Por qué el Evangelio de Juan y no un evangelista más sencillo? Todos sabemos que su evangelio es el más elevado y místico pero también más difícil de entender en muchos aspectos. Monseñor Rogelio Cabrera quiere que no olvidemos que Dios camina con su pueblo, en efecto el Verbo de Dios planta su tienda  (ver Jn 1, 14); Él se hace cercano. Por su encarnación, el Verbo de Dios se in-culturizó, entró en la vida de la gente sin miedo ni prejuicios, como por ejemplo con la Samaritana (ver Jn 4), que no la juzgó sino la invitó a ser su discípula. Así nosotros estamos llamados a vivir este mismo proceso para hacer que la Palabra de Dios ilumine lo que en las culturas actuales no está conforme al plan de Dios (ver. IV Carta Pastoral p. 49 [paginación a partir de la versión digital]). Es aquí que el Evangelio de Juan, poniendo el acento en los encuentros personales de Cristo, debe ser nuestra pedagogía, es decir, nuestra manera de vivir del misterio de la Encarnación. Así nosotros participamos a la misión de la Iglesia y en conformidad con este plan de pastoral, tal como nos lo pidió nuestro pastor:

“De manera especial, reitero la invitación a leer con actitud de discípulos el evangelio de Juan y al hacerlo, pensemos en la identidad del mismo Jesús, de sus discípulos y de cada persona con quien se encuentra en la misión”. (IV Carta Pastoral p. 38)

Queda entonces la pregunta del porqué la lectura del Prólogo de San Juan en cada misa de domingo para este año 2017. En efecto, Monseñor Rogelio Cabrera lo decretó por un comunicado del 2 de enero. Aquí lo puedes leer:

Pero en realidad no es nada nuevo, ni ninguna novedad litúrgica la de escuchar los primeros 18 versículos del capítulo 1 del Evangelio de Juan en la misa.

Efectivamente entre los años 1545 y 1563 se celebró en la ciudad de Trento en Italia el famoso Concilio de Trento que pedía que se hiciera esta lectura del Prólogo  de Juan en cada misa. Pero fue una costumbre de la cual no habló el Concilio Vaticano II y por lo tanto se quedó un poco al margen, pero nunca se descartó. Así el Arzobispo de Monterrey con su autoridad pastoral, nos pide que regresemos por este año a esta costumbre antigua y nueva. Costumbre antigua pues viene de varios siglos atrás. Y aunque los detalles cambien, la misa siempre será la misma misa de la Iglesia donde se perpetua el sacrificio de Cristo. Y también es una costumbre nueva, pues de pequeños no lo hacíamos y a todos nos sorprende un poco. El Prólogo nos es dado por el evangelista Juan para que podamos tener una mirada de Cristo en su venida en la historia, pero es la misma luz que nos ilumina hoy. Cristo también viene a hacerse presente en medio de nuestras dificultades, luchas y problemas sociales actuales, como un día lo hizo con el pueblo de Israel.

Así por este mandato de recitar el Prólogo de Juan, vivimos lo que dice la parábola de Mt 13, 52: “un discípulo del reino de los cielos, es como un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y antiguas”.