Café filosófico | Otoño 2016
La libertad no pasa de moda, es un hecho, aplaudimos a los libertadores, y nuestro corazón es otro cuando es “liberado”… de hecho sentimos frecuentemente la necesidad de ser liberados… ¿pero qué es la libertad? No lo sabemos bien, pero sabemos bien, eso sí, lo sentimos, cuando algo nos limita, y nos revelamos rápidamente, no toleramos mucho el hecho de estar limitados. Pero ¿por qué nos atrae esa como sensación de libertad?
¿Cuándo nos sentimos más libres? En general pienso que es cuando somos nosotros mismos, por eso amamos esas actividades que nos lo permiten. Si hemos descubierto el sentido de la amistad, de la oración, de servir, de crear algo… Si estamos atentos, en esto nos damos cuenta que no es la misma libertad que experimentamos en unas y otras actividades. ¿Hay pues diferentes tipos de libertad o no? ¿Hay diferentes niveles?
La libertad en abstracto no existe, existe tal o tal efectuado libremente, sin restricciones exteriores, habiendo escogido, tomando distancia de las cosas, para que sea libre y consiente. Es algo interior, que cierto, se realiza en diferentes actividades y parece que unas son más liberadoras que otras si las evaluamos con respecto a lo que consideramos nuestra finalidad, nuestra felicidad.
¿Lo que somos es fruto de las circunstancias que nos empujaron a ello? A veces experimentamos demasiado lo que limita nuestra libertad, o consideramos que el destino no nos deja escoger del todo… Hay pues como esos dos extremos, el hombre en su esencia es libre y es lo que lo hace todo, por lo que la libertad es un absoluto. Y el otro extremo consiste a decir que no somos libres, estamos tan condicionados, llevamos tal peso de atavismo y circunstancias que actuamos siempre empujados por esto y no libremente.
En ambos casos definir la libertad como no tener restricciones, parece ser una mirada negativa del asunto. El espacio de la libertad en nosotros, aunque pequeño, es importante, estos actos que nos hacen libres, comprendemos también entonces que la libertad es algo interior… Veamos para comprender mejor nuestras experiencias.
La libertad en la actividad artística.
Ser libre y ser artista casi son sinónimos en el mundo de hoy. Un verdadero artista y todos los somos un poco, hasta para acomodar nuestro cuarto o hacer esa comida que nos gusta, tiene una gran libertad exterior, elige hacer o no algo, y hacerlo de tal o tal manera, elige con que lo va hacer, con que herramientas y con qué materiales y también que forma va dar a su obra, movido por su inspiración que es interior, pero para expresarse, es decir para manifestarla, entonces algo exterior en que plasmarla. Es una gran libertad, pero siempre es inferior a él y sobre cosas inferiores (los materiales y las herramientas, la misma obra final) a quien las realiza… Es verdad que esta libertad es casi absoluta, el artista puede o no hacer su inspiración, no existe un fin que le supere, como en la libertad moral, por lo que tiene un poder total de creación: sobre la materia, sobres sus ideas, sobre las herramientas y sobre la forma que busca dar a su creación, es la gran seducción de nuestro mundo de hoy con respecto a la libertad, pero esta permanece libertad de elección artística.
La libertad de la elección de un amigo.
Dos personas que se reconocen y se eligen mutuamente, es una libertad más interior, no es una obra que podamos hacer a nuestro modo, el respeto es lo propio de la amistad, la voluntad del otro, son dos amores que se encuentran y se reconocen.
Por eso el “¿quieres?” “¿te interesa?” es muy importante, no se trata de una seducción donde el otro se ve como forzado, pues se explota el elemento pasional o irracional, se usa, inclusive violentamente al otro, sin respeto a su elección, es decir a su libertad. Además, un amor forzado, no es amor, no podemos decirle a alguien, ¡tienes que amarme! Sería el contrario del amor.
La libertad creadora tiene que ver directamente con nuestra inteligencia, es más intelectual, pues se trata de conocer como dominar para llegar a realizar la idea que llevamos dentro, mientras que en la libertad ética o amical se trata de nuestro corazón, de nuestros afectos y lo que buscamos es un bien que nos precede y que no buscamos hacer algo con él según cierta idea que llevamos en la cabeza, es más de respeto, de amor. Creo que el gran peligro de hoy en día es identificar la libertad del artista (del hombre creador, que realiza cosas) con la libertad de todo el hombre, es decir que sólo somos libres creando y que no hay más libertad que esa. (M.D. Philippe op Liberté, Verité, Amour. P. 190. Fayard 1988)
La elección de un amigo(a) se trata de algo radical, preferir alguien con respecto a todos los demás que -valga la redundancia- no prefieres… Hay que amar mucho para eso. Para preferir alguien hace falta amar mucho, aquí podemos ver como la libertad nace al interior del amor, en realidad más amamos, más somos libres, y todo se vuelve relativo a este “bien” que amo… a esa persona. Esta preferencia, esta elección es el acto de libertad, mientras no prefiramos, seguiremos dudando, deliberando, sin ejercer nuestra libertad propiamente.
¿Qué es entonces la libertad moral?
Saber qué es la libertad del artista es fácil, pero la libertad en el plano moral, requiere un cierto análisis, más que definirla, -por lo general son aburridas las definiciones- podemos ver donde “nace” la libertad. Nuestra inteligencia y nuestra voluntad, es decir nuestras capacidades de conocer y de amar se ejercen plenamente y son movidas en nuestro actuar. La inteligencia conoce un bien amable y la voluntad se inclina o mueve hacia ese bien conocido. Vemos aquí el nacimiento de la libertad, hay un juicio (inteligencia) que supone un amor(voluntad), la libertad o libre arbitrio implicará ambas. La inteligencia estima, juzga de la relatividad de ciertos bienes, toma distancia y decide; ahí aparece la libertad. Si decidimos por la pura pasión o instinto no es libre. Si lo hacemos forzados por otros, tampoco es libre. Para que estime la relatividad de los demás bienes y elija requiere este tomar distancia, alejarse un poco para decidir verdaderamente. Ahí nuestra libertad se ejerce, no es un absoluto, solo es relativa al bien que amamos, es solo una propiedad de nuestros actos, estos preguntémonos siempre ¿son libres o no?