Aunque todavía no he ido a ver la nueva película de Avengers, reflexiono sobre el significado que tiene para nosotros, hijos de este tiempo, el tema de los superhéroes. Como a todo moderno estas historias también me fascinan. En estas líneas quiero expresar lo que para mí como ser pensante y cristiano significa esto.
Todos queremos vivir más allá de nuestros límites, por eso nos gustan los superhéroes, ellos se encuentran en un estado ideal de superación de sus límites. Hoy en día los niños son educados por ellos (más que por los personajes bíblicos, lo cual es preocupante si somos cristianos) porque la nuestra es una cultura laica, atea, sin referencia a Dios en lo general y mucho menos a Jesús. Ellos sacian algo propio de nuestra imaginación utópica (algo no realizable), a veces hacen de mesías o se proponen como una esperanza de redención a situaciones humanas. Como cristianos sabemos que nuestro modelo y verdadero héroe es Jesús, el sí que puede rescatarnos.
Pero hoy en una cultura sin Dios, y teniendo muchas de nuestras esperanzas puestas en la técnica y la ciencia, que controlan la materia, en las máquinas y sus poderes, el hombre cree que puede redimirse a sí mismo por lo que no hay necesidad de un Dios. Sabe que no es cierto pero prefiere creer eso. Para ser redimido necesita entrar en otra lógica que la del poder, y superar el miedo a su pequeñez y fragilidad. Fascinante y muy capaz la ciencia moderna de solucionar muchos de los problemas prácticos que aquejan al hombre, el superhéroe moderno hace que pongamos nuestra esperanza en ello, pone como en profecía el poder de la ciencia para que confiemos más en ella y por ahí poder rescatarnos a nosotros mismos, de manera que se cumpla el sueño de Feuerbach el padre de los ateos “no hay más Dios que el hombre”.
También de manera particular el tema moral está presente en los superhéroes, lo hace presente de una manera particular, y muchas veces contradictoria, pero suele dejar claro que hay un domino del bien sobre el mal. Que el bien es siempre la mejor elección. En general y por raros que parezcan (pienso en los X-Men) el súper héroe de Hollywood no nos parece malo ni negativo, a nadie molesta o escandaliza o hace mal, sino es accidentalmente, cierto que hay toda la burbuja de propaganda y consumismo que suscita, y que hace parte de una cultura “desechable” que una vez que no es capaz de servirme se olvida, (pienso en la crítica de Hollywood a sí mismo en Birdman) sin embargo y más allá de la lógica del mercado y el consumo, el superhéroe tiene por orientación el bien o al menos lo que cree ser bueno.
Si algo en general nos atrae de un ser humano es su bondad, y el superhéroe se distingue por una aparente bondad. Casi todos son humildes o magnánimos, ocultos, salvo quizá Ironman, parece ser un poco orgulloso y vanidoso, pero de manera tan evidente y grotesca que no molesta, pues pone en evidencia que es humano, en todos es un poco así, esa mezcla de superhombre, pero “humano demasiado humano” como decía Nietzsche esa mezcla nos atrae. Nos identificamos. Eso de que se enamoren, se depriman, tengan límites, nos identifica a ellos.
¿Jesucristo o Superman?
Jesús tiene cualidades mucho más atrayentes y reales, obviamente. Es raro pero me parece que hay como una imitación de cada uno de ellos en algo de lo que es Cristo; y en todos, por la capacidad de sufrir por amor, por otros, por su bien, por la persona amada sobre todo. Casi todos llegan al punto de la muerte…. Salvo algunos que aparentemente no pueden morir (Wolverine) lo cual hace su destino un poco trágico.
En realidad y siendo realistas no podemos esperar en ningún superhéroe, pero al verlos es como si despertaran en nosotros, cierta confianza en un poder “superior” capaz de salvarnos, son los semidioses de nuestra época post cristiana y pagana. Son las nostalgias de estos como mitos modernos que fabricamos los hombre para apaciguarnos un poco en nuestro deseo de absoluto, de algo en que apoyarnos.
¿Son los santos los superhéroes de la cultura cristiana?
Ciertamente, pero de otra manera, cierto que son modelo, o nos son dados como tales. Pero a veces tenemos una visión falsa de estos. Creemos que son superautónomos, fuertes, resistentes, capaces de todos, con grandes poderes y habilidades, solitarios… “Pudiéramos decir a nivel humano que “Estéticamente es muy seductor pero es estúpido antropológicamente ¿Porque? Porque toda vida humana empieza en la dependencia, termina en la dependencia e igualmente no crece sino en la dependencia. Es intrínseco a la estructuración de la persona humana.” (Cfr. Empresa humana perdura Samuel Rouvillois. P.62. México 2007) Obviamente que a nivel cristiano esto es más cierto porque es la obra de la misericordia de Dios.
En búsqueda de esperanzas
Decíamos mitos hace rato, en la mitología griega los hombres estaban ligados a los dioses, la ciencia moderna destruyo todo mito, lo cual es un poco triste, porque expresa la necesidad del hombre de enfrentar algo que le superaba y le maravillaba, y entonces buscaba entenderlo con un mito. Quizá estos héroes de caricatura y llevados ahora a la pantalla grande, muestran bien un mundo en búsqueda de esperanzas, un mundo que busca en que apoyarse para continuar su camino, son efímeras claro está, pero bastan para el momento, el próximo verano vendrán otras para entusiasmarnos.
La esperanza que Cristo nos da tiene un realismo y una solidez que tenemos que manifestar, claro es más interior y de lado del amor, y son en sus promesas que nos apoyamos para continuar caminando a la patria que esperamos, el cielo. Además la esperanza cristiana y en esto Francisco nos acaba de poner en guardia, tiene que ver con el hecho de que somos frágiles y pecadores y pues es a estos a quienes Dios quiere hacer misericordia. (Misericordiae Vultus. Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia. Abril 2015) Es la lógica Cristiana del amor. Aquí es donde verdaderamente nos superamos, cuando presentamos a Dios nuestras fragilidades para que pueda actuar en nosotros su misericordia. Dejamos hacer a Dios de nosotros verdaderos superhéroes, que son amados del Señor por su misericordia, es decir santos.